El equipo de márketing de Zapatero es muy bueno, pero ha llegado el momento en el que chirría un poco el binomio continente - contenido. Empezó el plan con "la venta" de la marca, ZP. Toda la artillería conceptual de la imagen de marca, incluida la propia marca, inundaban nuestros ojos y nuestros sentidos gracias a un monumental plan de medios, que no escatimaba en medios. La marca ZP parecía amplificar al personaje, cuando en realidad, según se han ido desplegando actuaciones y presencias, lo estaba sustituyendo. También ha estado bien la proyección, en las paredes de la caverna, de las sombras a color de la "marca" Gobierno de España. Profundizando en estrategias de venta, evocaciones incluidas, se han aprovechado ecos de ultramar y ecos de ultratumba también, para el intento de mutación de marca en icono, imagen de tipo personalista-carismático, imagen de mito, de culto a la personalidad, de magnificación de la persona, personaje total, encarnación de algo grandioso. Es la hora de sustituir ZP por ZAPATERO, como hemos visto en el gran rótulo, fondo rojo- letras blancas, que presidía el altar desde el que el presidente ha habló a la audiencia en directo las últimas veces.
Intento de profundización en la imagen subjetiva, campo abonado para librarse de la realidad y proporcionar imágenes mentales cercanas a la consigna, el arquetipo, el gurú etc...
Pero en este caso el montaje resulta, a los ojos de muchos, rídiculo, porque el líder carismático tiene que tener como mínimo algo de carisma o algo de liderazgo. Ni su acción (que puede ser difuminada, ocultada y deformada por la avalancha de informaciones contradictorias y no- informaciones), ni su lenguaje corporal, ni su ser, dan más de sí (al menos para algunos).
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1 comentario:
Mi buen amigo Tomás, cuanta verdad hay en esta entrada, ciertamente. Pero, no hay consuelo, sólo, como dijo alguien, que cada país es gobernado por los gobernantes que se merece. Y es verdad también que de los errores se aprende... esta máxima es mas esperanzadora, dentro de 3 años, imagino que habremos tomado nota, y actuaremos en consecuencia, por nuestro bien.
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